NO:
A la hora de plantear un
concierto pedagógico , lo primero que hay que tener en cuenta es que
los alumnos van a tener la oportunidad ( para muchos quizás la
primera) de escuchar y ver instrumentos e intérpretes en directo.
Esto puede parecer una obviedad pero no lo es. En el mundo actual de
lo virtual, podemos ver y escuchar prácticamente cualquier cosa a
través de la Red. Pero no es lo mismo. A lo largo de todos mi años
de experiencia he podido comprobar cómo el sonido directo ejerce una
fascinación especial...precisamente, lo que persigue el arte
musical.
Organizar un concierto
pedagógico no es fácil. Buscar la idea, ponerla en pié, dar con
los músicos adecuados, preparar el sonido de apoyo en el
auditorio/teatro. No olvidemos que un concierto, en este caso, es
como un iceberg: lo que se vé es la punta y lo que lo sostiene
permanece invisible.
Todo ello supone un
desembolso que en la mayoría de los casos, y en esto mis colegas de
otros conciertos estarán de acuerdo, se recupera muy lentamente. Esa
lentitud se debe a que los precios están permanentemente ajustados
al tener en cuenta que, siendo consecuentes con nuestro espíritu
divulgativo, nos dirigimos a un público de toda clase social y por
tanto hay que tener “precios populares”.
Concluyendo esta parte,
el hecho de tener la oportunidad de asistir a UN CONCIERTO EN DIRECTO
POR MENOS DE LO QUE CUESTA UNA ENTRADA DE CINE no es un lujo
económico. Más bien lo contrario. Es una oportunidad.
SÍ:
Si bien en términos
económicos asistir a un concierto pedagógico no es un lujo, en
términos culturales y educativos sí que lo es. Al hilo del
principio del párrafo anterior, asistir a este tipo de concierto es
todo un lujo para todos aquellos que por cualquier circunstancia no
han podido acceder de otra manera a un concierto en directo.
Además de la comentada
sensación del directo hay que añadir las propuestas propias de cada
concierto. En ellos se pueden descubrir nuevos instrumentos, aprender
nuevos estilos, comprender mejor la música y corregir muchos
prejuicios. También consolidar pautas de comportamiento derivadas
del hecho de asistir a este tipo de evento (respeto, silencio,
atención, participación) y que luego pueden ser aplicadas a otro
tipo de actividad.
En cuanto a la formación
cultural y humanística del alumno, un concierto pedagógico es todo
un lujo.
Dejando aparte los serios
problemas de la crisis económica, en ciertas ocasiones algunos
profesores de música me han confesado que algún alumno no asistía
al concierto porque sus padres “no lo consideran
importante”....cuanta equivocación.....
Ya lo dijo Kodály: para
que un niño aprecie la música hay que hacersela escuchar nueve
meses antes del nacimiento de su madre.