El día 16 de Septiembre 2007 dí, junto con mi compañero José Luis Martín (excelente persona y gran músico) un concierto para niños. Ese día decidí dar un concierto sobrio y sincero: al empezar recalqué que de lo que se trataba era de escuchar y comprender la labor de los músicos y de , con alguna que otra explicación ayudar a entender lo que se iba a escuchar.
Y sonaron Bach, Marcello, Monti, Dyens... en fin, música "inapropiada" para la edad media de los niños que en ningún caso sobrepasaban los diez años.
No se necesitó ningún disfraz, arte malabar o payasada-en el sentido más artístico y bonito de la palabra-.
La música sonó a dúo, las explicaciones fueron sencillas, atractivas y como resultado: los chavales se engancharon durante una hora a la música.
Esta es mi enésima experiencia que me confirma ¡ otra vez! que los niños no son tontos, que agradecen escuchar cosas interesantes y que para ello basta con transmitir el entusiasmo sincero que uno lleva dentro.
También quiero alabar desde aquí el esfuerzo de unos padres que en una soleada mañana de domingo optan por llevar a sus hijos a una actividad de este tipo. Son personas sanas que transmitirán a sus hijos algo impagable: la curiosidad por la cultura como algo natural.
Y como siempre, agradezco al que se haya dejado caer por aquí, su breve presencia en este mi pequeño reducto.