Última moda en los conciertos pedagógicos: poner una enorme pantalla en el escenario donde se proyectan "ilustraciones" que completan lo que transcurre en la escena. Más de uno y más de dos han descubierto lo musicalmente "pedagógico" que es ayudarse de una imagen que, como dice el refrán "vale más que mil palabras...".
¡Pues qué quieren que les diga! yo prefiero lo vivo y lo directo y si tengo que mostrar algo, ¡qué narices! lo muestro tal cual. Sigo diciendo que la esencia de un concierto pedagógico es atraer la atención hacia la música y no pese a ella. En esta foto muestro junto con mi compañero y hermano Yves Bueno la reproducción de una fídula del siglo XIV... ¡Al natural! Insistimos mucho a nuestro jóven público que lo que están viendo es real y no "virtual".
Entiendo que es difícil cautivar a un público al que aparentemente, pese a su escasa edad, ya nada sorprende...o eso parece. Cuando se insiste a los niños que lo que están viendo y escuchando es "de verdad" y que no hay ninguna pantalla de ningún tipo junto al objeto sonoro y ellos, surge la magia... Es justo en ese momento donde se les puede pedir que enciendan sus propias "pantallas", las de su imaginación, y con algunas indicaciones certeras y la sonoridad de la música en directo, se dejen llevar por sus pensamientos.
Afortunadamente, hasta ahora, todavía no necesito apantallarme.
Y, como siempre, a todo aquel que haya tropezado con este blog, mi cordial bienvenida, por supuesto contando con la pantalla de su ordenador.