En muchas ocasiones se me ha preguntado si un concierto pedagógico debe prepararse o no. Según mi criterio ambas posibilidades son válidas si cumplen ciertas condiciones. La principal es saber cuánto está dispuesto a explicar el que ofrece el concierto.Ir con el concierto "sabido" es mucho más cómodo para el que lo realiza. Por otra parte, que los alumnos vayan al concierto sin conocimientos previos implica un mayor esfuerzo explicativo para el que lo realiza. En este segundo caso hay elementos a favor como la capacidad de sorprender, que es el primer paso hacia la curiosidad. Y, precisamente, si durante el concierto se sabe mantener lo sorpresivo o asombroso, el poso de conocimiento que quede del concierto será un elemento fundamental que luego, en clase, el profesor podrá desarrollar. apoyándose en el recuerdo del concierto.
Un concierto sin preparar es el inicio, uno preparado, el broche final.
Personalmente, prefiero la iniciación.