Hace unos días estuve dando un concierto en un colegio público de Madrid. Dicho colegio tenía la particularidad tener un alumnado mayoritariamente de origen extranjero y de tener una jefe de estudios con una vocación y entrega sin límites. Al final de la actividad tuve la ocasión de hablar con ella y entre otros temas surgió la conversación en torno al “feísmo”. “Algún día, dentro de unos años se estudiará en los colegios y universidades el fenómeno del “Feísmo””-me comentó- Y es del todo cierto. Estamos llegando al extremo de negar lo bello – lo bonito- o lo agradable. Es como si lo bello o lo bonito perteneciese a una cultura de pijos con pasta o de pedantes y aburridos sabiondos, y por tanto tuviera que ser combatido. Es como si lo limpio perteneciera a la clase pudiente y la mierda a los que tenemos menos recursos. Neguemos lo bello! luchemos contra ello porque pertenece la la clase opresora! Abajo “su excelencia” y arriba “su excremencia”! Mientras sigamos negándonos a nosotros mismos el derecho de lo bello y lo bonito iremos de culo. Abajo El Amor Brujo! Arriba el Chiki-Chiki por aclamación popular (¡ay!).
Un higiénico abrazo a quien la defecación popular todavía no le haya salpicado.