sábado, 7 de marzo de 2009

Público Hiperactivo

"Interactuar", "Participar"... Son palabras que se utilizan cada vez se quiere ofrecer una actividad para niños. Y me parece muy bien, hasta cierto punto. A veces queremos que "interactuen" y "participen" tanto, que los niños, con lo lúdico, no centran su atención en lo que realmente se les quiere transmitir. Se establece un ritmo vertiginoso donde un parón, un momento de calma, parecen sinónimos de que algo falla. Y lo que realmente falla es precisamente el hecho de no parar. En algunos de mis conciertos he tenido que explicar a los niños que el hecho de que en escena a veces "no pase nada" es justo lo que se necesita para poder enterarse uno de algo. De que, a veces, no interactuar y esperar a que te cuenten algo también tiene su aliciente y su punto de magia. De que un silencio y un momento de quietud predisponen a que ocurra algo. De que, a fin de cuentas la tranquilidad es un valor que predispone al aprendizaje. En mis conciertos quiero que los niños escuchen y aprendan. Lo tranquilo y lo ameno son perfectamente compatibles.

Mis inicios

Vistas de página en total