Hace unos días ofrecí unas sesiones
de música para alumnos de una escuela infantil en Madrid.
Ante todo quiero agradecer la cariñosa
acogida de la dirección, educadoras y padres.
Fueron dos mañanas de descubrimiento
de sonoridades y formas de instrumentos que los alumnos disfrutaron
mucho.
Una vez terminada la actividad estuve
haciendo balance y conversando con la directora de la escuela. Surgió
entonces el tema del concepto que algunos padres tienen de las
escuelas infantiles.
No es la primera escuela infantil a la
que asisto y en todas en mayor o menor medida se plantea siempre esta
cuestión. Y es por lo que me decido a ser en estas líneas el
portavoz reivindicativo de las escuelas infantiles.
Escuelas Infantiles, por favor. No
“guarderías”. En las escuelas infantiles los niños no sólo van
a “estar”. También aprenden a “ser”. Son lugares de
descubrimiento, de socialización, de contacto con un sinfín de
experiencias concebidas y llevadas por personas cualificadas.
Las escuelas infantiles plantean
importantes proyectos educativos donde, por supuesto también se
incluyen hábitos de higiene y alimentación.
Los padres se sorprenderían al ver la
cantidad de actividades que sus hijos realizan en una escuela
infantil, cómo se portan- a veces de manera diferente a como lo
hacen en casa- y cómo aprenden a convivir y a compartir. No
olvidemos que la educación infantil es la antesala de la educación
Primaria. Aunque parezca una obviedad, no lo es. Una buena educación
infantil capacita al alumno para una exitosa y rápida integración
en la siguiente etapa de su educación. Y eso se nota muchísimo.
Dicho esto, hay algunos padres que no
solo desconocen todo lo que se mueve dentro de una escuela infantil
sino que, además, cuestionan la capacidad intelectual de su hijo
frente a actividades propuestas.
En lo que me toca, hablemos de música:
El niño, según algunos padres, tiene
la presunción de “no enterarse” frente a una actividad musical
con músicos en directo. Están profundamente equivocados. A estos
padres tengo que decirles que la audición musical de un instrumento
en directo deja huella, un “déjà vu” que años más tarde los
niños experimentarán como una sensación especial cuando vuelvan a
escuchar música en directo. En un artículo anterior a éste hay un
enlace al programa de E. Punset “Redes” que trata de la música.
Conviene echarle un vistazo.
No olviden, queridos padres, que sus
hijos son personas con una enorme capacidad de aprendizaje, y que
aprender no solo es leer, escribir , hacer cuentas y jugar al fútbol.