
Según una enseñanza
básica de economía las cosas o servicios valen lo que la gente esté
dispuesta a pagar por ello.
¿Cuánto vale un
concierto pedagógico ? Para algunas administraciones locales,
cuanto menos mejor. Pero eso sí, con exigencias como la cantidad de
músicos en escena por ejemplo.
Algunas administraciones
locales invitan a varias empresas, mínimo de tres, a concursar
partiendo de un presupuesto de salida. En todas las ocasiones da la
sensación de que el proyecto, contenido, y trayectoria de cada
empresa importa un bledo y que lo que prima es la rebaja temeraria,
es decir cuanto más barato mejor.
Para intentar ganar el
concurso a los participantes se les obliga a rebajar su precio hasta
límites vergonzosos. Por supuesto, esto hace que surjan subproductos
de calidad dudosa que son capaces de arrastrarse hasta estos precios
indecentes.
Ello incita a pensar que
la cultura, aquella que se acerca a los colegios donde los niños
pueden vivirla y disfrutarla como quizá no vuelvan a hacerlo en
mucho tiempo, cuanto menos cueste mejor.
Volviendo al concepto
económico del valor, algunas administraciones locales están
convencidas de que la cultura y en concreto los conciertos
pedagógicos no tienen que valer nada y aquellos que consagramos
nuestra energia, ilusión y conocimiento a ello « algo »
tenemos que cobrar,sí, pero cuanto menos mejor.
Funcionarios y sobretodo
gerentes de esas ciertas administraciones locales : se están
retratando en un baño de incultura que rezuma no solo ignorancia,
sino que también, y es lo peor, un profundo desprecio por el buen
hacer, y la calidad de los que llevamos años dedicados al
maravilloso arte de la enseñanza.
¿Cuáto vale un
concierto pedagógico ?. He aquí la fórmula :
El precio de la cultura
de calidad es inversamente proporcional a la ignorancia del que
contrata.