
Aparentemente la única
finalidad del Aikido (
Camino de la Energía y la Armonía) es
la autodefensa. La realidad es que el Aikido es una maravillosa
herramienta para conocerse a uno mismo e interactuar con el entorno.
En este peculiar arte marcial donde la competición no existe, el que
usa la fuerza pierde y, en cierta manera el que vence pierde porque
no ha sido capaz de evitar la situación violenta. En el aikido se
fomenta el más absoluto respeto al oponente, y en un enfrentamiento
el aikidoka lo guía, guiándose a sí mismo hacia una situación más
pacífica y armoniosa. El buen aikidoka es el que es capaz de ejercer la
auténtica A
uctóritas
(prestigio
y crédito que se reconoce a una persona o institución por su
legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia)
mostrando al oponente otras vías de entendimiento. Para ello tiene
que tener una amplia visión de la situación, un dominio absoluto
sobre sí mismo tanto de la mente como de su cuerpo. El estudio, la
paciencia, la perseverancia, el respeto al prójimo, la imaginación
en la resolución del conflicto la creatividad y las posibilidades
ante la resolución de un problema, son las características que
definen al practicante de Aikido.
En
mis clases intento usar la esencia del Aikido. Como practicante que
soy, cometo errores y más de una vez, ante una situación
disciplinaria perdí mi auctóritas y quise imponer mi « autoridad ».
El fracaso estaba servido : pérdida del dominio de la
situación, falta de imaginación resolutiva, paciencia perdida. El
Ikkio sin desequilibrio no existe, la precipitación bloquea mi Irimi
Nage.... la « fuerza » se impone, el oponente vence.
Estos errores me hacen pensar, pulir y perfeccionar mi técnica.
Quiero aclarar que cuando hablo de mis clases no me refiero a clases
de Aikido, sino a clases de música.
He
aprendido que al entrar en clase, si trato de escuchar en lo más
profundo a mis alumnos, si soy capaz de fluir con ellos en una
situación, y si ello lo requiere, modificar absolutamente el módulo
programado en aras de lo que se plantea (como en Aikido, no tener
premeditada una técnica en previsión de una situación que puede
ambiar inesperadamente) daré una clase maravillosa.
El
viernes 19 de Mayo dí una clase inolvidable a alumnos de 5º. Hubo
energía y armonía (aikido), hubo felicidad, hubo música.....¡hubo
clase !.