Los avances en Neurociencia están
permitiendo avances espectaculares en la lucha contra enfermedades como el
Parkinson, o Alzheimer, así como
profundizar en el conocimiento del Autismo y otras alteraciones del cerebro.
Sin duda estos avances científicos en el conocimiento de nuestras neuronas ha
abierto un campo maravilloso aplicable a otras facetas relacionadas con el
comportamiento humano, como por ejemplo la enseñanza o el bienestar.
Es curioso como neurocientíficos
de renombre mundial como G. Schlaug, C.
Limb o A. Shorr son simultáneamente científicos y artistas, en este caso
músicos. Todos utilizan la música como herramienta para estudiar el
comportamiento del cerebro y utilizan las conclusiones para revertirlas en
métodos que, por ejemplo en el caso de Gotffrtied Schlaug permite la curación o
por lo menos la notabilísima mejora de las afasias.
Pero hay que recordar que la
curación o mejora a través del arte no es nada nuevo. Ya los egipcios hace
miles de años, escribieron lo que podría ser un preludio a un tratado de
musicoterapia. Los griegos fueron conscientes de la importancia del arte para
el crecimiento personal instaurando el Musiké donde se usaba la música “como instrumento pedagógico. Música y
gimnasia eran las dos actividades fundamentales en la educación de niños y
jóvenes. La idea, muy arraigada, de que la música influía decisivamente en la
formación de la personalidad individual, fomentó su uso didáctico y llevó a una
cierta «politización» de la música en época clásica.” –F. Callejo-
La Neurociencia está corroborando
lo que los artistas han sido siempre: “Jongleurs” , juglares de neuronas.
Plasticidad cerebral, creatividad y “pensamiento lateral”(E. De Bono) les han
caracterizado siempre y en toda época.
Frente a un sistema de enseñanza
ya obsoleto (¡vuelvo a recordarle mi admirado Ken Robinson!) se está intentando
implantar otro más acorde con la realidad y alineado con las conclusiones
neurocientíficas que vienen a corroborar lo IMPORTANTÍSIMO que es el arte para
el crecimiento y SALUD personal.
El uso del arte como crecimiento
personal está hoy por hoy fuera de toda duda. El problema surge cuando el
paradigma del pensamiento educativo antiguo sigue tan arraigado en nuestra
sociedad. En cierta ocasión una mujer embarazada preguntó al gran pedagogo
musical Zoltan Kodaly cuándo podría empezar a aprender su hijo música. La
respuesta fue “Nueve meses antes del nacimiento de usted”.
Los centros educativos que
instauren el arte como un importante valor para la calidad de enseñanza tienen
que tener muy en cuenta que el profesor que imparta la asignatura artística es
un enseñante vocacional y un ARTISTA. Para el actual sistema de enseñanza
podríamos decir que sería como un Doctor Jeckyll, perfectamente integrado en la
comunidad educativa, y un Mr Hyde, transgresor, libre, y diferente capaz de
hechizar a sus alumnos. Aunque la parte Jeckyll es la más cómoda, sería un
craso error asesinar a Hyde a base de cortapisas educativas, ideológicas, y/o administrativas. En este caso los personajes de la novela se equilibran: Jeckyll tiene que controlar siempre a Hyde. Controlarlo sí,
pero no acabar con él.
Ponga un artista en su centro escolar y deje que sea el juglar de las neuronas de sus alumnos.